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Saporem: Cena para dos en un coqueto rincón de Hortaleza...

Una noche cualquier en Madrid te apetece un buen y relajado cóctel, una ligera cena, una animada o bien íntima charla en una atmósfera que invite a ello. Lo quieres todo, vaya, lo bueno es que a la capital, de vez en cuando, te sorprende con locales que satisfacen dichas demandas y muchas más. Esta vez la sorpresa se llama Saporem, encuadrado en ese selecto nicho de restaurantes con los que acertarás siempre, vayas con quien vayas, cualesquiera sean a los que se lo recomiendes.



Croquetas de morcilla y plátano, la
mejor apertura.

No será el primer paso el que te convenza de tu acertada elección, pues una discreta entrada con la barra donde se preparan los cócteles se encarga de saludar al visitante. Pero apenas hemos recorrido cuatro metros de Saporem Hortaleza, se abre ante nosotros un mundo de marcos de cuadros y puertas sin relleno, que apuestan por la transparencia que tanto pide la política en estos tiempos, dejando ver siempre a través de ellas el resto de un amplísimo local que bien podría estar en el top ten de “coquetos” de Madrid. 

Sólo hay un restaurante donde es tan bonito mirar hacia abajo y al plato como hacia arriba: Saporem.

Cierto es que cada rincón invita a la charla animada de la que hablábamos, pero si lo que buscas es una cena para dos, íntima y embriagadora el patio de luces es tu sitio. Escoltado por numerosas ventanas pertenecientes al hotel adyacente, esta zona repite con numerosas botellas de cristal en las estanterías así como cortinas tipo esparto que flanquean sin saturar el patio. Precioso, y un verdadero gustazo sentarse en sus mesas. 

Cocotte de queso, o cómo sucumbir al placer fundido.
Claro que todo esto de nada serviría si el gustazo se quedase ahí, y no en el plato. La carta invita a compartir con entrantes de suficiente cantidad para ello, de extrema calidad en algunos casos. La Cocotte de queso, nueces y cebolla caramelizada es un auténtico manjar ideal para abrir dos buches, y las croquetas… ¡imperdibles las de morcilla!


Los ravioli rellenos de pera rematan con un regustín dulce en el paladar.
Sobre los principales, las pizzas son correctas –aunque siempre recomendables al amante del clásico italiano- pero palidecen ante el risotto con secreto de jamón ibérico –delicioso hasta el último grano- y los ravioli de pera, con ese regustín dulce que deja al paladar hambriento del siguiente bocado. No llegamos al postre porque nos pudo la gula inicial, pero sí podemos y debemos mencionar que las tartas caseras prometen: sirvieron a la mesa más cercana un pedazo de tarta de chocolate y se le veía tan apetitoso como esponjoso. Los comensales dieron buena cuenta de él, así que parece que cumplió expectativas.


La ornamentación está cuidada al detalle y, aunque parezca todo caótico,
está cuidadosamente dispuesto.
Dos virtudes más, una reiterarla y otra mencionarla por vez primera pero merecedora de cerrar el reportaje: los cócteles, carta justa para llegar a todas las demandas y con precios más que asequibles, una constante en el resto de platos; y el servicio, ágil, dedicado y sonriente hasta que dejas el local tras de sí, con el afán, seguro, de repetir o, al menos, recomendarlo. Nos encanta quedar bien.


otiuMMaximus

- El risotto con secreto. Sería una verdadera lástima perdérselo.
- Imposible que una velada salga mal en la zona del patio. Top elegancia.
- La relación calidad/precio y el servicio.

otiuMMenester

- ¿Dónde? Calle Hortaleza, 74. 91 368 81 37.
- ¿Cuándo? TODOS LOS DÍAS de 9:00 a 2:00. No tienes excusa.

- ¿Cómo? Hay varios parkings colindantes a la calle Hortaleza. En Metro, L5 (Chueca).
- ¿Cuánto? Unos 25 euros por persona con bebida, entrante para compartir y plato principal.


Jesús Clemente Rubio