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REFLEXIÓN: Carta de un nieto a su abuelo fallecido

Querido abuelo:

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Un día me dijo que el viento arrasa con todo salvo con lo escrito. Espero que eso fuera lo único en lo que se equivocó y que una fuerte ráfaga lleve estas palabras hasta usted. Porque en todo lo demás tenía razón. Mirando fijamente aquel gigantesco reloj de pared que tanto detestaba, me convenció de que España era muy parecido a él. -“El país del péndulo”, decía, y nadie le creyó. Nadie creyó su teoría de que el día que acabase esa maldita dictadura y huyésemos de un extremo, con los años, patinásemos sobre el medio, la virtud, para acabar irremediablemente en el otro repugnante extremo. Le resumo porque sabe que soy de los de titulares y letra negrita, sin rodeos, con valor y al toro –que ya no es asunto legal en algunas comunidades, por cierto-:

-Los “grises” ya no corren detrás de los estudiantes, sino delante: ahora son ellos los que reciben palizas y agresiones y quienes las acometen, como entonces, salen impunes. No veo yo a su primo Pedro “el gitano” devolviendo la bofetada al Guardia Civil que le castigó por “Vago y Maleante”.
- Ríase de la autarquía y el cierre de fronteras: aquí entran los ricos –limpian el dinero como buen paraíso para delincuentes que es- y los pobres –que, a pesar de buscarse la vida y un pedazo de pan, infringen leyes al abordar nuestras fronteras. ¿La gente? La gente y los medios a una claman el “pobrecillos, dejadlos entrar”. Mientras yo, en paro y sin medio para subsistir, me imagino probando la misma suerte en Estados Unidos, colándome por un puesto fronterizo para buscarme un sitio en el “país de las oportunidades”… como digo imagino, porque si lo hiciera estaría vetado de por vida en el país y ni siquiera logro imaginar a la sociedad estadounidense enfrentándose al Gobierno y las autoridades por ello. ¿Se acuerda de cómo fueron ustedes a Alemania? Bueno pues olvídelo, porque no tiene nada que ver.

-¿Ultraderecha o ultraizquierda? Ni rastro de fascismo ni prosoviéticos en el poder ni comunicación controlada. Ahora se practica una política más cínica. Digamos que los políticos nos lanzan causas en base a las que manifestarnos o votar y mientras nos enzarzamos agitados por los discursos políticos plagados de reproches y escasos de soluciones, ellos calientan el escaño –en el mejor de los casos- y ponen el cazo –o la cazuela, pues no les cabría todo lo que se llevan en recipiente tan pequeño- sin hacer nada. No sé yayo, pero a veces creo que tan malo era que os pusieran una mordaza como que nos dejen gritar lo que queramos y hagan oídos sordos.

-¡Ya no hay NO-DO, hay libertad de prensa! Tanta tanta abuelo, que cualquiera tiene autoridad para opinar sobre cualquier tema y sacar y vender libros como churros. Así que si ve por el cielo a Rodolfo el churrero dígale que se reencarne en una tal Belén Esteban y será todo un líder de opinión español. Ese es el uso que hacemos de la prensa abuelo, pero tampoco se crea usted que nos dan mucho más a elegir: unos dicen que los socialistas son rojos que suben los impuestos y otros que los populares –el hijastro de Alianza Popular- son retrógrados que se olvidan de la gente. Y entre tanta verdad a medias la mentira se alzó con el trono.

- La Economía no es una cuestión de Estado: ¡ahora mandan los bancos! Imagínese que Eustaquio el director de la sucursal de Caja Rural de Toledo hubiese cobrado 6.000 de las antiguas pesetas! Nadie habla ya de la riqueza estatal, pero no se equivoque, tampoco del individuo: ahora se habla de salvar al sistema financiero. Vamos que si la banca peligra, se le inyecta dinero del Estado pero no para que conceda créditos a ciudadanos, sino para que don Eustaquio siga cobrando sus 6.000 pesetas. ¡Ay abuelo, si el señor Eustaquio levantara la cabeza no habría pasado ni un solo día hambre!

- ¡Cuántas lágrimas derramaba usted hablándome de la represión franquista! Pues ni una más abuelo, ni una más… ahora los presos son tratados como personas. Es más, en algunos casos mejor que el resto de ciudadanos. Fíjese usted que uno que robó un furgón es estrella televisiva y otro a miles de clientes de Banesto salió convertido en un reputado y forrado abogado; que varios miembros de los Gobiernos central y regional nos han robado y ni han pisado prisión; que asesinos menores de edad se ríen de la justicia y familiares de sus víctimas, que los etarras… ¡sí sí, los de Carrero Blanco! Después de años y años de matanza ahora salen porque lo dice Europa y se pasean como uno más. ¿Y se acuerda usted del Rey? Pues le salió un yerno ladrón y una hija con alzheimer, un mal común que supone que todo lo olvide uno oye. Y usted con un brazo “tocado” desde aquella paliza que le dieron los grises la segunda noche que pasó en calabozo por coger unas flores del jardín para abuela. ¡Castiga más la prisión del Monopoly abuelo! Ay perdone, ya jugaremos juntos allá arriba y le explico de qué se trata.

- Es que España ya no es España abuelo, es Europa. Bueno también España. Pero Cataluña no es España. Bueno sí, pero los que allí mandan dicen que no. Mire ya sé que es un lío, también para los ciudadanos catalanes. Es lo que interesa. Interesa que estén entretenidos y aferrados a los desafortunados tiempos en que se les prohibía hablar en su lengua o bailar la Sardana como hiciera Primo de Rivera… ¡dicen que España somos el enemigo! Ya abuelo ya, dígale “al Catalán” que no se enerve, que su casa sigue luciendo la bandera de España que colocó su extremeño padre allá en Las Ramblas. Pero algunos se creen que se es más catalán cuanto más antiespañol. En fin, que en el Estado descentralizado algunos quieren sacar goma de borrar y redibujar fronteras.

- ¡Pues claro que hay fútbol abuelo! Y baloncesto, y tenis, y Fórmula 1 –unos coches muy muy rápidos- y motos –la scooter no abuelo, otra más rápida-. Y ganamos abuelo. ¡Ganamos en todo! Y cuando mejor lo hacemos, más autocríticos somos con nosotros mismos. Ahora si el Madrid o el Barcelona pierden dos partidos seguidos están en crisis y España… ¡ha ganado Eurocopa, Mundial y otra vez Eurocopa! ¡Ahora los niños preguntan: "¿pero de verdad España ha perdido alguna vez?" Con todo, si hubiera pinchado en algún momento, lo habríamos tomado como un fracaso. La afición ya no es la misma, creo que disfruta menos y sufre y critica más… claro que el fútbol ya no es fútbol, sino un espectáculo y los futbolistas, dioses. ¿Se acuerda usted del secuestro de Quini? Los secuestradores ahora podrían exigir… qué se yo… miles de millones de pesetas. No abuelo, no puede contar tantas con las manos.

- Hablando de autocrítica, se quejaba usted siempre de que tanto ciudadano molesto bajo el yugo franquista y que nadie movía un dedo. Vamos que la culpa era del bajito con bigotes, pero que ustedes tampoco hacían por remediarlo. Ahora es al revés abuelo; ahora toda la culpa es de los políticos. Hasta cuando uno se hipoteca hasta el cuello para comprarse una casa y un coche cobrando un sueldo que se le va en la mitad de la letra. Hay mucho estafado, pero le aseguro que mucho más ambicioso. Y la codicia, como bien me enseñó usted, siempre fue la pareja de baile del engaño. Jajajaja, se imagina usted culpando al Régimen de que un trilero le había estafado 5 duros prometiéndole 10 si adivinaba dónde estaba la bolita? Yo tampoco, porque entonces no ambicionaban abuelo… entonces se conformaban con llevar lo justo a casa para disfrutarlo con la abuela y padre.

- Ya no hay de eso por cierto, abuelo. Entiéndame, sigue habiendo padres y madres, bueno también madres y madres y padres y padres, algo que usted no entendería pero créame que es un avance: lo que está en crisis es la pareja. Cada uno se preocupa en exceso por sí mismo. Y no aguantamos a nadie más… ¡ a veces ni siquiera a nosotros mismos! En España hay un divorcio cada 3,7 minutos, lo que tardaba usted en ponerse rechiclante y echarse Varón Dandy. ¡Y pensar que en el pueblo crucificaron a la Bernarda por romper matrimonio con Edilberto por aquel feriante! Si preguntase ahora por la vida sentimental, todos le mencionarían al menos a un golfo o una fulana en sus vidas, incluso antes de ponerse a alabar a sus actuales parejas.

Me dejo muchas cuestiones abuelo, pero es que prometí ser breve y al final acabo como acaba el español medio cuando repasa la situación actual de las cosas: hurgando en la herida, llenándose de negatividad y pesadumbre y con los hombros caídos y los brazos a los lados rendido ante la innegable realidad. Decirle que no hay atisbo de que las cosas cambien, por lo que si al final es verdad que vamos al cielo pero que también venimos de él dígale por favor a mi futuro nieto que me escriba una misiva como la presente con noticias menos extremas. No me malinterprete yayo, cuando me reúna con usted no todo habrá sido malo: entre mi nacimiento y mi muerte, los extremos, en medio compartí unos años con usted: he ahí mi virtud.


Jesús Clemente Rubio