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Perdidos en nunca jamás: Peter Pan, joven y precario

Si "Fiebre del Sábado Noche" fue un éxito internacional que aún hoy sigue reproduciéndose una y otra vez es porque logró reunir en un par de horas de metraje el sentimiento de toda una generación. El que más el que menos se veía reflejado en Tony Manero o bien tenía un conocido tan perdido como él fuera de las pistas de baile, que sólo se encontraba a sí mismo en las pistas de baile. 

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Hoy somos muchos los niños perdidos, mucho más preparados que aquel Manero pero sin ninguna réplica a nuestra iniciativa, voluntad de trabajar, ganas de cambiar las cosas, vida. Por eso cuando nuestro Peter Pan particular aparece a nuestro lado para ofrecernos una irreal vía de escape, la cogemos, nos aferramos a un clavo ardiendo, aunque éste sea un bar donde pasar -tirar- las horas preguntando ¿por qué? al fondo de un botellín. Esta es la historia de unos muchachos "Perdidos en nunca jamás... trabajarás de lo que estudiaste".

Desgraciadamente, la vía de escape es mucho más sencilla de lo que pensamos, simplemente tenemos que ajustarnos al aspecto más literal de la expresión: quizá lo único que nos queda es hacer las maletas y largarnos de un país que no reconoce nuestro talento. Porque ya no sabe lo que es y, lo peor de todo, aunque lo identifique lo rechaza. Sólo importa el máximo beneficio, las cifras y porcentajes, atrás quedaron las personas. Algunos, como Wendy, creen en que la situación puede y debe cambiar, se niegan a renunciar a aquello para lo que estudiaron y persisten por las mañanas, sucumbiendo a la desidia nocturna. Otros, como Peter Pan y el resto de niños perdidos, deciden mirar para otro lado, hacer como si nada, entonando al final del día el grito de los que ya se rindieron: "es lo que hay". Por eso, como mi sabia abuela me ha dicho en más de una ocasión, "entre todos la mataron y ella sola se murió". Aquí la que muere es Wendy, no ella, no toméis esto como un agresivo spoiler (destripe), me refiero a que al final la que se apaga es el hada de cada uno, Campanilla. 


Como podéis observar bien podría tratarse de una de mis reflexiones del homónimo apartado del blog ("Reflexio") pero no, más bien es la lectura de una obra que ayudándonos con un ingenioso sentido del humor -para ayudarnos a tragar la dura realidad- denuncia huyendo de tópicos pero también de idealismos. Así, partiendo de un soberbio multienfoque, "Perdidos en nunca jamás" se acuerda de los inútiles gobiernos que han propiciado esta situación, de los estafadores banqueros pero, ojo, acepta y critica duramente los padres que inculcan la renuncia en sus hijos y los jóvenes que contribuyen a perpetuar el cómo están las cosas: sí becario, hablo de ti y de tu lamentable sumisión en la que te rebajas a una penosa precariedad laboral con tal de dedicarte a lo tuyo, obstaculizando el arranque y progreso de los buenos contratos a los verdaderamente preparados ya que el empresario, el mediocre, se percata de que puede vivir de muchos como tú por los siglos de los siglos.
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Tener una vivienda digna ya sólo es cosa de sueños.

Si una buena entrada ha de tener tres párrafos en el cuerpo y he consumido ya dos profundizando en el mensaje de la obra es porque el texto de Silvia Herreros de Tejada es el aspecto más sobresaliente de la obra, pero no el único: Lucía Miranda dirige como un veterano de las tablas a un reparto en el que Ángel Perabá, Rennier Piñero, Efraín Rodríguez, Belén de Santiago, Laura Santos (personajes) y Nacho Bilbao (personaje en sí mismo) viajan hasta tu alma, retuercen tu voz y, una vez exprimida, la empuja a salir hacia afuera. Dejadme deciros que me he topado con dos escenarios clásicos: aquél en el que una minoría brillante destaca aún más por estar rodeado de actores algo opacos y viceversa. Bien pues esta vez he descubierto un tercer escenario: aquél en el que todos destacan. No es un "no está mal", "sí, estan bien"... es un "son MUY BUENOS".

Llamada a ser un fiel reflejo del joven de hoy día, esperemos que, a diferencia del bueno de Tony Manero, Wendy y los suyos no estén muchos años en cartel. Ello querrá decir que la situación que denuncian con tal fidelidad y calidad sigue vigente. Si eres joven, sabrás de lo que hablo. Si no, ya es hora de que te enteres qué está ocurriendo con nosotros pero ojo lector, huye de los telediarios: la realidad está en "Perdidos en nunca jamás". Es lo que hay, de acuerdo, hagamos pues por cambiar el ¿qué será?.

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- Tan triste y tan cierta: la realidad supera al peor de los pronósticos.
- Lucía Miranda "Premio Jóvenes Directores 2013". MERECIDÍSIMO.
- Con obras como "Rudolf" y esta "Perdidos en nunca jamás", amén de otras reseñadas en este blog, hacen ya menester una visita -unas cuantas- a la Sala Mirador.

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- ¿Dónde? CNC-Sala Mirador. Calle Doctor Fourquet, 31. 28012 Madrid. 91 528 95 04 www.lamirador.com
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