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'La Ratonera': Nadie está a salvo... de ser culpable

Se abre el telón: y aparece un variopinto surtido de personajes caracterizados más por su perfecta interpretación que por su aspecto, correcto a su vez; una luz ascendente dibuja sus siluetas e invita a imaginar sus fantasmales rostros. Todos son víctimas potenciales salvo uno, el asesino, el antagonista convertido en protagonista de la obra. Es lo que tiene jugar a criminales y policías con Agatha Christie, todos pueden ser de un bando u otro. No querrás que se  baje el telón, estarás atrapado por su magia, atrapado en "La Ratonera".

El hall del Amaya parece una
galería de arte.
Teatro Amaya, 21:30 horas. La sala nos recibe entre grandes lienzos con diferentes y llamativos motivos dispuestos en las paredes de un gran salón partido por una imponente escalera. Hay espacio para los aseos, el ropero y el bar, pero nadie repara en ellos, atraídos por el hall principal. Todavía somos ajenos a lo que viene a continuación, justo al otro lado de las puertas dobles de acceso al escenario. Allí tendremos que cambiar la reflexión sobre el arte apreciado en la entrada por el pensamiento deductivo, sobre las causas y las relaciones entre hechos y personas que conduzcan a desvelar el misterio. Es hora de asistir a otro crimen firmado por Agatha Christie aunque, descubrirás, pronto abandonarás tu papel de mero espectador.

La fauna y flora de Agatha
Al principio todo será luz y color.
No te preocupes en exceso por tu asiento: tanto patio de butacas como primer anfiteatro permiten una correcta visibilidad, aunque los actores bien podrían subir un poco el volumen para facilitar igualmente la audición. Salvo este pequeño detalle, insistimos, no dejes de ir porque el precio de las mejores localidades te lo impida o porque sólo queden libres las de atrás del todo. El Amaya está preparado para ello, salvo el típico público que olvida que está en un teatro, seguirás la trama sin problemas.

Sobre ella, podrían vendarte los ojos o taparte los oídos que en el primer acto ya adivinarías que se trata del sello inconfundible de la novelista británica. Ocho personajes exquisitamente detallados en cuanto a aspecto, voces y tonalidades, vida y rasgos personales y psicológicos. Todos con un halo de misterio en torno a su pasado o presente, algunos desquiciados, otros demasiado impasibles. La ambientación remata el elenco: escenarios presentados a toda luz y color que paulatinamente se tiñen de un manto negro y lúgubre, la sombra de la sospecha diría yo. Aislamiento, varios personajes y un asesino...el cóctel Christie ya está preparado.

El reparto al completo. Si a la vista se diferencian, espera a verles actuar. Brutal.
Hotel, policías y asesino
Si tuviéramos que dividir la obra en tres actos, el primero es, sencillamente, soberbio. Actrices que te sonarán si eres un teleadicto y definitivamente reconocerás si eres asiduo del teatro, como Ana Turpin, Aroa Gimeno o Arantxa de Juan ofrecen una puesta en escena creíble y exagerada como sus personajes lo que, lejos de la falta de credibilidad que pudiera ello suscitar, logra transmitirte una completa idea de cómo son y piensan sus personajes. De la misma forma hacen los actores -Fael García, José Troncoso, Javier Losán, Álvaro Roig y Guillermo Muñoz-. Unos y otros consiguen en apenas 30 minutos -la obra dura dos horas con un descanso de 10 minutos- hacerse reconocibles al público. Culpa de ello también tiene la dirección de Víctor Conde, que sabe temporizar la aparición de cada uno y combinarla con una breve acción, hecho o diálogo que permite profundizar en sus características.

De izqda. a dcha: Troncoso, Fael y Turpin.
El estirado, el tenso y la preocupada.
Así pues, la propuesta inicial es sencilla: una enamorada pareja (Turpin y Troncoso) se lanza a la aventura empresarial con un hotel que, en su primer día, cuelga el cartel de "completo" debido a las reservas de una retrógrada e insoportable maruja (Arantxa de Juan), su contrapunto juvenil y amable (Gimeno), un veinteañero alocado y excéntrico (Muñoz) y, nuevamente, en el otro extremo un coronel del ejército cincuentón y harto educado (Álvaro Roig). Los regentes de la "Mansión Monkswell", aunque saturados por la explosiva mezcla de personalidades en su primer día laboral, parecen coger las riendas de la situación...hasta que todo empieza a desmoronarse. 

Mires al que mires, todo personaje en escena
rebosa expresividad.
Con la radio emitiendo un comunicado sobre un asesinato en las calles de Londres, de repente surge un séptimo personaje de origen italiano (Javier Losán) con la mano tan ligera como el peso de la historia que le ha llevado a parar allí. Si a ello le sumamos un temporal que aísla el hotel y la aparición de un policía (Fael García) que investiga sobre el asesinato asegurando que todas las pistas conducen al recinto, tenemos un caldo de cultivo digno de cocinar, saborear y vivir.

Mucho cuerpo, poca "chicha"
El desarrollo podría eternizarse de no ser por el dinamismo de los relatos y las geniales interpretaciones de la madura puñetera, el hiperactivo jovenzuelo o el a veces poco fino policía. No es que la historia no merezca desgranar al detalle los hechos, pero la falta de sangre quizá  deje con el vaso medio vacío a más de un asistente. Por eso os recomendamos que vayáis con el chip detectivesco más que de inspector de homicidios o forense, y todo irá bien. Los efectos sonoros son correctos en tiempo y espacio así como la iluminación, si bien podría haberse aprovechado aún más la tétrica canción infantil que da nombre a la obra. 

Cuando te quieras dar cuenta,
estarás investigando lo ocurrido.
En resumen, estamos ante una representación que en cada categoría pierde algún punto pero que en conjunto suma enteros y, lo crucial, hace honor a una obra que desde el año de su estreno en Londres, en 1952, se ha representado de manera ininterrumpida. En España suma ya su tercer temporada. El caso es que durante 60 años, gente de todo el mundo se ha asomado a "La Ratonera" y ha caído en la trampa de dirigir sus sospechas hacia uno de los personajes para desdecirse al minuto. De perderse un minuto que podría resolver sus sospechas. Hechizo y maldición de las obras de Christie: nadie está a salvo... de la sospecha.


otiuMMaximus

- Las voces, tonalidades, maneras de andar, hablar y ver la vida. Gran interpretación.
- Si logras abstraerte  de la sala y la compañía, serás un huésped más.
- El guión, de liviana retórica, contiene alguna que otra perla.

otiuMMenester

-¿Dónde? Teatro Amaya. Paseo del General Martínez Campos, 9. 28010, Madrid. Tlf: 91 435 68 35. www.teatroamaya.com
-¿Cuándo? Hasta el 7 de abril, de X a D dos sesiones en función del día: 1830 o 2130. o 17:00 y 1930.
-¿Cómo? Metro L1 (Iglesia). En coche, prueba a aparcar por Alonso Cano, Viriato o Santa Engracia.
-¿Cuánto? Desde 15 euros en la web oficial, 12 por Atrápalo (recomendado). Existe un pack de 5 entradas por 55 euros para las funciones de los D a las 17 horas.


Jesús Clemente Rubio