Asistimos al estreno de La Granja va a la Feria en Teatros Luchana y ya en la antesala de la obra disfrutamos de una sala que nunca defrauda. Algodones de azúcar, piscina de bolas, juegos manuales varios, historias y magia en vivo... Luchana rebosa amor por el teatro y el apellido Kids incrusta en las preferencias de los niños las tablas madrileñas. Esta vez nuestros amigos y animales de Fiesta en la Granja marchan a competir por ver quién es el mejor granjero.
En una aventura de descubrimiento, como siempre, más para los personajes humanos que los animales. A través de música pegadiza y de letra sencilla, como hay que elaborar las obras teatrales para llegar a todos los públicos, tejen una competición que ninguno de los rivales podrá ganar por sí mismo. Claro que para ponerse de acuerdo hay que vencer prejuicios, tiranteces y tensiones y saber elegir un beneficio común porque, igual que las penas se dividen, las alegrías se multiplican si crecen los que se las llevan.
La puesta en escena es también dinámica y variada con los diferentes animales, siendo nuestro favorito -y el de todos- el burro claro, aunque Tato y Lino también saben conectar con la audiencia. Hablamos de una obra y un desarrollo quizá no aptos para que un infante salte al escenario a interactuar (pararía quizá demasiado la acción) pero que nadie echará de menos pues todos se sorprenderán aplaudiendo, cantando y contoneando el cuerpo de un lado a otro en los diferentes números musicales. La granja va a la feria... y nosotros con ella.
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Jesús Clemente Rubio