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J24 Real Madrid 2 - Celta de Vigo 2: El Bernabéu quiere victorias



Una derrota y un empate bastan para impacientar al Bernabéu. La grada blanca ve como su equipo, salvo pájaras y tropezones, brilla en momentos de juego y domina los partidos, pero a la hora de encontrar mallas lo hacen tras muchos intentos y llegadas. En cuestión defensiva, las aguas habían regresado a su cauce con Mendi, Carvajal, Varane y Ramos, pero la relajación también es cosa de grandes y, como acaba de decir Courtois, el Real Madrid no puede dejar escapar 2 puntos en su estadio en el minuto 85.

Era cuando Santi Mina ponía el empate a dos definitivo. Antes habíamos asistido a un partido en el que un Celta valiente y un Rafinha exultante tapaban las carencias de un Iago Aspas que no tuvo su día, si bien luchaba como el resto de sus compañeros cada balón. Dominaba el Madrid, incluso se atrevía a tocar en lances del encuentro pero nunca topó con la comodidad deseable hasta el penalti que transformaba Sergio Ramos -y van 19 seguidos- para adelantar al Real Madrid por primera vez en el marcador. Al inicio del partido la sorpresa había saltado, con un tempranero (minuto 7) gol de Smólov, pero la reacción del combinado dirigido por Zidane fue impecable y poco a poco supo ganar metros y desgastar al conjunto gallego hasta que Toni Kroos, desde fuera del área y con toque impecable, empató por primera vez.

Crónica de delante hacia atrás como hizo el Real Madrid que, en el llamado gol de la tranquilidad de manera demasiado prematura por algunos, encontró su debilidad: la relajación. Y a estas alturas de la Liga, contra un  equipo que sabe jugar pero se le ha olvidado en gran parte de la Liga (aunque eligió el Bernabéu para recordarlo) y que desea escapar de la zona peligrosa de la tabla, el relax se paga caro. 2 puntos le ha costado a un Madrid que en los dos últimos enfrentamientos en casa ha dicho adiós a la competición copera y a la victoria de distancia con el Barcelona. El Madrid ha de retomar la senda de la victoria porque, más allá del juego y la velocidad y desborde de Vinicius, cuyo refresco en los cambios esta vez no fue suficiente, es lo que quiere el Bernabéu. Y la afición y el Bernabéu son sagrados.

Jesús Clemente Rubio