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República Dominicana III: Y el paraíso soñó con Samaná

otiummadrid-samaná-guia-paraiso-hotelesNos asomamos a la joya de la corona. Al ojito derecho de República Dominicana, a la que muchos dicen que es al país lo que la Palma, la isla bonita, a las Islas Canarias: un paraíso dentro de otro. Samaná es el abrazo de la naturaleza al ser humano que, y esperemos que dure eternamente, aún no ha extendido sus tentáculos inmobiliarios sobre sus costas ni núcleos poblacionales. El ladrillo sucumbe a la vegetación, palmeras y rayos de sol es lo único que interrumpe nuestra mirada al cielo y las olas del mar el único "ruido" con el que topan nuestros oídos. Si el paraíso es dominicano, este es el sueño de toda una República. Dios, Patria, Libertad... y Samaná.



Aunque son casas bastante modernas y reformadas,
su colorido y peculiar estilo justifican tu visita a la ciudad de Samaná.
Recién llegados de Puerto Plata, creíamos haberlo visto todo. Ilusos. Unos cuantos metros por carretera, ya dentro de Samaná, nos ofrecieron un panorama repleto de vegetación y pequeños núcleos poblaciones locales que se alejan sustancialmente de aquel primer contacto que tuvimos hace una década con República Dominicana: los resorts y la masificación de Punta Cana. Forma de turismo también más que respetable pero donde los imponentes edificios hoteleros no nos dejan ver el bosque... y menudo bosque. 

Samaná alberga ballenas jorobadas en invierno, una importante población francesa durante todo el año que comenzó con un puñado de viajeros atraídos por su inmensidad y belleza y un compendio de actividades y propuestas culturales -no te pierdas Santa Bárbara de Samaná- y de aventura que llenarán los días que elijas no permanecer explorando la naturaleza que rodea a tu complejo hotelero, siendo estos siempre respetuosos con el medioambiente y la estética.

Disfruta de un agradable paseo a caballo entre vegetación y senderos.
Antes de entrar en la materia que sí tratamos y disfrutamos, te mencionaremos de manera rápida muchas otras que dejamos para nuestra -segura- próxima visita, tales como el Zipline -donde desciendes arnés en cintura por un cable que te premia con algunas de las mejores vistas que uno puede encontrar en esta parte del mundo- o Cayo Levantado, también conocido por Isla Bacardí por ser objeto de numerosas producciones audiovisuales que han tenido lugar allí (te sonará su plano cenital). Sabemos que son dos planes y enclaves idílicos, pero creednos que dejamos de verlo porque si para Roma no basta una vida para esta parte del globo apenas dos darían para disfrutarlo todo.

Sí pudimos disfrutar, en cambio y siempre dentro de los planes propuestos por Runners Adventures, la excursión a caballo hasta el Salto El Limón. Viajamos en un camión abierto en el que compartimos trayecto con varias nacionalidades, todas ellas atendidas gracias al trilingüismo y amabilidad de nuestra guía, Jessica. Una vez en el destino, cambiaremos de guía y será un local el que acerque uno de los caballos que se convertirá, durante las próximas dos horas, en compañero de viaje. Tendrás cierta autonomía con él pero, descuida, el animal más noble del mundo siempre estará supervisado por el guía. 
Nada hasta el lugar donde cae el agua de la cascada y entrégate a la naturaleza. No es necesario venirse tan arriba ;)

A través de senderos con más o menos vegetación -hay un par de momentos en el camino que merecen un alto y una foto- llegarás al Salto El Limón, donde a nosotros no nos recibió ni mucho menos el chorro de agua que esperábamos pero sí se podía apreciar el esplendor que la cascada, cuando viene cargada, posee. Un privilegiado rincón de Samaná que resume su belleza e invita al baño que nos dimos, y para el que te damos dos consejos: nada hasta la cueva y siéntate allí para una fotografía con tu móvil o cámara acuática; y el momentazo, sitúate justo debajo de la cascada, como si quisieras que te cayese el agua en la cabeza, y mira hacia arriba: he ahí la majestuosa Madre Naturaleza.


Parque Nacional Los Haitises


Los mogotes son muchos y variados. ¿Cuál es tu favorito?
Imagina un parque natural de más de 20.000 hectáreas de superficie donde mar y valles separan colinas (mogotes) y cada uno posee una peculiaridad, ya sea en forma o contenido. Si a ello le añades el contexto, la Bahía de Samaná, los manglares, ese tipo de vegetación donde las raíces son protagonistas y que has visto en decenas de películas, y las cuevas, obtienes una de las mayores experiencias que Samaná tiene reservada al visitante. 

Entre mogote y mogote, tómate un vistoso descanso.
Grutas más o menos complejas y profundas, aberturas que arrojan rayos de luz que parecen iluminar y elevarle a uno al cielo en el que cree encontrarse y estampas de anuncio y película. Te recomendamos, por cierto, confiar en la población local una vez más y dirigirte directamente al puerto desde el que salen las embarcaciones; encontrarás seguro hueco, económico y que, paseo en lancha mediante algo brusco (siéntate lo más atrás posible y convertirás la molestia en diversión), te llevará a tu destino cuya entrada, al cambio, supone unos 5 euros. Una insultante relación calidad precio ya que acceder a tamaño recinto natural, por ejemplo, en Europa, a buen seguro que costaría 6 veces más.
Es curioso como este mogote tiene pájaros sobrevolándolo continuamente y el resto no.

Fregata macho, inflada como ritual de apareamiento.
La isla de los pájaros, atestada de fregatas que la sobrevuelan... la de la línea, donde se adivinan aún restos de las antiguas vías que comunicaban directamente con el mar... son muchas y numerosas las historias que alberga el Parque Nacional Los Haitises pero, la más importante, es la que escribirás en tu diario personal tras visitarlo, dejando seguro huella en tu memoria y corazón. 

Si tienes tiempo, charla con los guías locales. No hay nada como ver
esta tierra a través de sus ojos.
Si eres poco de romanticismo y mucho de realities, has de saber que varios programas al estilo de "Supervivientes", incluida la edición española, fueron grabadas en una de las islas que componen el parque. Si la televisión busca para sus localizaciones de lo bueno, lo mejor, Hollywood sólo se conforma con la excelencia. En estas islas y cuevas se rodó gran parte del metraje de la saga Piratas del Caribe.

Hay cuevas profundas y otras con una suerte de orilla para apearte. Descubre los secretos de todas.

VIVA Wyndham V Samaná: descanso en el Edén

El VIVA Wyndham V Samaná goza de un entorno privilegiado.
Vaya por delante que apenas tuvimos un par de días para poder explorar el compacto pero bien surtido complejo hotelero que es VIVA Wyndham V Samaná. Prácticamente el primer "Sólo Adultos" que encontramos 100% prensado para dicho público y que respeta también otra etiqueta, a menudo, mal usada por los complejos hoteleros: "All Inclusive". El hermano mayor de los hoteles que la cadena VIVA posee en el norte de República Dominicana escolta una imponente piscina de agua cristalina con elementos artificiales que la naturaleza bien podría reclamar para sí, como las camas balinesas, los "cocos" biplaza o las tumbonas integradas en el agua, y de la propia Madre de toda vegetación como son las palmeras. Todo ello en una despejada explanada en la que dichos árboles son protagonistas y son sólo interrumpidos por la playa de acceso -que no uso- exclusivo y que cuenta con 5 kilómetros casi vírgenes.

La piscina, que nunca cubre completamente, atrapa por temperatura, comodidad y vistas.

Una animación ejemplar, que descubrimos de día con el volley playa y de noche con un espectáculo que se ríe en la cara de los Got Talent y, en ocasiones, los supera, sólo fue el aperitivo para el plato fuerte: los deportes acuáticos no motorizados están incluidos. Hablamos de veleros, tablas de surf y demás parafernalia a disposición de los clientes siempre que el mar lo permite. Y aunque a nosotros nos lo prohibió por su excesivo oleaje, sabed que es lo raro: nos aseguran que la calma y tranquilidad de sus aguas son otro valor añadido para los clientes que eligen VIVA Wyndham V Samaná. Encontramos algunos que viajaban solos allí por cuarto año consecutivo. No pueden estar equivocados. 

Observa la foto: a la derecha está el paciente
socorrista. En la orilla, una persona. Exclusividad.
Y quizá sus habitaciones no sean las más impactantes y enormes, pero os aseguramos que sí las más funcionales y, ríete tú de otras dimensiones, aquí todas cuentan con una coqueta y pequeña piscina en la terraza. Por si ese día no te apetece cruzarte con nadie, aunque difícil será que en su extraordinario recinto lo hagas porque donde Punta Cana habría levantado aquí edificios con 3000 habitaciones, VIVA prefiere mantener sus menos de 180 habitaciones para maximizar la privacidad y disfrute del huésped. Rematamos con una comida que cumple en el buffet y apasiona a la carta, especialmente sus pizzas al horno de leña.

Tras conocer la verdadera cara de la isla,
vivo colgado de República Dominicana. 
Quizá os hayamos contado mucho en poco, es justo lo que vivimos muchísima oferta para poco tiempo -sólo pudimos asomarnos al gimnasio con entrenador pero no practicar, deportes acuáticos, etcétera- pero prometemos que, si algún día volvemos por Samaná, ésta será una de nuestras paradas para ampliar detalles. De momento, nos quedamos con aquellos paseos al atardecer en la Playa Cosón bañados por los últimos rayos de luz y la espuma del transparente mar.

En resumen, cada pequeño paso que dimos por República Dominicana supuso un gran descubrimiento. La historia y vida de Santo Domingo, la variedad y versatilidad de Puerto Plata y el cénit y explosión de color, vegetación, sensaciones y belleza en Samaná. Verdaderamente República Dominicana lo tiene todo, empezando y terminando por sus gentes. He ahí el mayor patrimonio del país caribeño. Gracias por tanto dominicanos, isla y naturaleza.

Más información en: 


Otros volúmenes de nuestra Guía de República Dominicana:

- Rep. Dominicana I: El comienzo del Nuevo Mundo 
http://www.otiummadrid.com/2019/09/republica-dominicana-i-el-comienzo-del.html

- República Dominicana II: Plata en lo más alto del podio
 http://www.otiummadrid.com/2019/09/republica-dominicana-ii-plata-en-lo-mas.html

Jesús Clemente Rubio