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Invernadero de SB: Sí se puede tener todo


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Hace tiempo os hablamos del sorprendente descubrimiento del brunch en los jardines de Salvador Bachiller. Entonces os comentábamos nuestra admiración por el espacio y la calidad de la comida. Ahora cambiamos jardín por invernadero, brunch por degustación de la carta, y el resultado es el mismo: boquiabiertos desde el inicio, sólo cerramos la boca para masticar la extraordinaria propuesta gastronómica. Dicen que no se puede tener todo; Salvador Bachiller sí te lo puede dar, y cumple con creces en ambas facetas; moda y gastrobar.


El entorno del Invernadero es envidiable. Ya sea para comer o para el
copeo, ya tienes tu rincón en Gran vía.
Esta vez no vamos a las alturas; apenas nos adentramos en la tienda de Gran Vía y curioseamos entre los elementos de moda tocados por Salvador Bachiller (todos coquetos, originales y con trabajada identidad propia) observamos que la flecha del restaurante apunta hacia abajo. Allí aguarda el invernadero, elegante, jugando con los tonos verdes y amarillentos y disponiendo numerosos espejos para que el reflejo amplíe perspectiva. En definitiva, no sabrás si quedarte con espacio abierto o con alguno de los coquetos rincones pero, elijas la mesa que elijas, acertarás.

No hay que olvidar su estupenda carta -y presentación- de cócteles, aderezados por unas adictivas patatas coloreadas.
La presentación y cantidad de los platos es excepcional.
Claro que de poco serviría tan embriagadora atmósfera sin una carta que dé una réplica de calidad. Escépticos por el recorrido mundial que propone su carta, desde sushi a bao de pollo, optamos por experimentar y tocar varios palos casi con la mala intención de encontrar el fallo. Aún lo estamos buscando. La degustación de las especialidades del chef en comida japonesa (Combo Omakase) fue memorable. Os reconocemos que no esperábamos tanta calidad en la materia prima y la preparación, pero ya fuera el niguiri de salmó flambeado, los makis o los sushis, el resultado fue tan exquisito como la presentación y cantidad. Hasta se nos olvidó la soja al principio pues no requería acompañamiento alguno tamaño sabor. 

Imperdibles. Necesarias. Las hamburguesas de carne Wagyu colmarán tus expectativas.
Como principales el bao de pollo no defraudará ni mucho menos aunque, aviso para amantes y detractores, el chutney de mango es picante. Pero delicioso y el bao, riquísimo. Nosotros nos centramos sin embargo en las mini hamburguesitas Wagyu donde el queso brie y el ligero toque de ketchup no hacían sino acompañar al contundente y peculiar sabor de esta carne bovina japonesa. La combinación resultó perfecta.

Tres chocolates para un solo paladar. Todo un manjar.
Para redondear, nos sumimos en una vorágine de tres chocolates con el primero algo trufado, semejante a las tartas clásicas, y el último en forma de base de galleta cuya textura y sabor son sobresalientes. Y fue entonces cuando comprendimos que tan pronto puedes marcharte de la tienda de Salvador Bachiller con un mantel en forma de original hoja de parra como con el estómago satisfecho. Sí, en Madrid y con ayuda de SB, puedes tenerlo todo.

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- ¿Dónde? Invernadero Salvador Bachiller. Calle Gran Vía, 65. 91 540 17 29. http://www.gastrobaressb.com
- ¿Cuándo? Todos los días de 10 a 00:00, V y S hasta la 1:00.
- ¿Cuánto? Combo de osamake (entrante ideal para 2 personas) por 19 euros, principales (con uno será suficiente tras el combo) a partir de 12 euros, postres entre 6 y 7 euros.

Jesús Clemente Rubio