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Una vez al año: La cara más hermosa del adulterio


Ya era hora de volver al teatro. Quehaceres familiares y muchos otros planes que hemos podido seguir haciendo en familia no han parado, pero las tablas era nuestra espinita desde que dejamos de ser dos. Repasando cartelera, topo con David Janer. No me lo pienso. Y no por su extraordinario papel en "Águila Roja" como quizá hayan hecho muchos, lo mío se remonta al principio de la década del 2000 donde tuve la oportunidad de coincidir con Janer en un rodaje de compañeros. Entonces él "empezaba" -que me perdone, seguro que tenía detrás una vasta trayectoria pero en términos televisivos fue donde al menos un servidor le descubrió- y, mientras un jovenzuelo como yo buscaba sacarse esas nuevas monedas llamadas euros de más mientras estudiaba haciendo figuraciones, Janer buscaba convertirlo en su medio de vida. Un tal Francis Lorenzo, en una de las primeras escenas que compartieron y tras el grito de ¡corten! vociferó "aquí hay actor señores, aquí hay actor". Se me quedó grabado. Quizá a Janer también, porque desde entonces lo suyo ha sido una imparable ascensión que puede añadir a sus logros "Una vez al año", una comedia romántica en la que dos titantes -coprotagoniza Silvia Marty- devoran el escenario para ofrecernos un exquisito relato sobre la otra cara de la infidelidad, la del amor, la pasión y la amistad. Si esto es ser adúltero, más de uno se lo pensará.


Probablemente los que creáis en el amor sin terceras personas o, peor aún, hayáis sufrido una infidelidad habréis dejado de leer a estas alturas. Básicamente estamos escribiendo que el verdadero amor aparece en un adulterio. Palabras mayores y casi repugnantes. A nosotros nos ocurrió lo mismo, se nos revolvió algo dentro al ver comenzar la obra y asistir a una reacción plagada de frivolidad de los protagonistas de la historia que amanecen en la habitación de un hotel, tras compartir sábanas y también culpa por tener, cada uno, dedo anillado. A los pocos minutos, no quedaba rastro de sensación negativa en la mente del patio de butacas que comenzaba a enamorarse del amor. Porque poco a poco el adulterio va dejando paso a una historia de amor atípica y quizá, precisamente por ello, hermosa, pura y más cercana al amor mismo que muchas relaciones inquebrantables y duraderas año tras año.


Silvia Marty, a quién no habíamos tenido el gusto -GUSTAZO- de disfrutar en vivo firma una interpretación sublime gracias a la exquisita evolución del personaje, desde una joven algo alocada y despreocupada hasta una treintañera impulsando la neoliberación de la mujer, pasando por una cuarentona estresada y con vacío vital y una madura asentada, sabia y serena. Múltiples registros de un guión brillante que tanto Marty como Janer completan manteniendo lo fundamental para un actor; la credibilidad. Incluso y con permiso de Janer daremos aún más mérito a Marty, cuyo personaje -Pilar- carece del hiperbolesco y casi cómico comportamiento de Josep. Por contra, el personaje masculino es en ocasiones un verdadero desafío pues ha de navegar entre la inseguridad y la inocencia hacia el carácter rancio y agrio del hombre derrotista de mediana edad e incluso la dulce y pacífica personalidad del pseudopsicólogo.


El guión traza de una manera sublime la evolución de los personajes así como el progreso social.
Y todo ello sin recurrir a manidos clichés.

Somos ambiguos porque no queremos desvelar más allá de la sinopsis que podéis encontrar en cualquier lugar: chico casado y chica casada tienen una aventura y tal es la conexión que deciden encontrarse una vez al año en el mismo lugar. Así durante 25 años. Cuarto de siglo que arranca en 1975 y que es utilizado con maestría para colorear los entreactos con un aluvión de imágenes, vídeos y música del paso de los años en la Historia nacional e internacional y, de paso, para contextualizar la progresión -o regresión- del carácter de los personajes que, con mucho acierto, prácticamente nunca coinciden en el tiempo en valores y actitudes si bien ambos exploran todas.

Hay momentos que te harán sonreír, otros provocarán nudo en la garganta y hay uno en concreto que a nosotros nos dio ganas de saltar como un resorte y aplaudir y celebrar el amor. Y volvemos al punto de partida: sí, hemos dicho amor, porque aquí no hablamos de que una relación a distancia -en el tiempo- sea fructífera porque al final sólo conoces la mejor versión del otro o le ves, en cómputo global, menos de lo que dura un "aquí te pillo aquí te mato". Aquí uno cae en la cuenta, casi a mitad de obra, de que estamos ante una de esas historias que si pudiéramos elegir viviríamos en otra vida para respetar la familia que ya hemos formado y con quién lo hemos hecho pero, al no haber más que una oportunidad terrenal, se trata de explorar esa otra vía cargada no sólo de pasión, sino de amistad, complicidad, confianza, entendimiento... de verdadero amor, vaya. Ese que da la sensación de que, cuarto o medio siglo después, seguirá intacto. Como el talento de Janer desde que le "conocí", como el de Marty que nos ha hecho querer un muchito más al teatro. 

* Sería una perfecta forma de culminar unas humildes líneas para una gran obra y geniales actores pero toca darnos un tirón de orejas a todos los españoles y madrileños. Que la mitad del teatro estuviese vacío (EDITO: ¡afortunadamente otros días han colgado el cartel de "agotado", genial!) nos sigue dando muchísima rabia porque si se debiera a que el ciudadano ha decidido renunciar a ciertas cosas en aras de la crisis, o simplemente a una carencia de calidad en el espectáculo, lo entenderíamos. Pero ver auditorios llenos con según qué obras u otras ofertas pseudoculturales elegidas en lugar de esta soberbia "Una vez al año" nos hace preguntarnos si merecemos realmente el talento pero sobre todo el trabajo y esfuerzo de Janer, Marty y todos los implicados entre bambalinas. O espabilamos pronto o, a este paso, la oferta cultural madrileña se hará tan pequeña como el conocimiento de los que la consumimos. 

otiuMMenester

- ¿Dónde? "Una vez al año" en Teatro Marquina. C/ De Prim, 11.

- ¿Cuándo? X, J y V a las 20 horas. S a las 18 y a las 20:30 y D a las 18:30 horas.

-¿Cuánto? Desde 14,40 euros. 



Jesús Clemente Rubio