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Copenhague: 7 cosas típicas (y no tanto) que hacer en la capital danesa

La capital danesa se distancia de sus vecinas nórdicas Estocolmo y Noruega con una idiosincrasia propia, una calidez inusitada en estos lares y un cúmulo de experiencias puntuales que engrandecen el conjunto de la visita. Hoy te hablamos de siete cosas que todo turista debería hacer así como que todo local hace, para que tu experiencia no sea sólo igual a la de los demás, sino también distinta. ¡Disfruta Copenhague!

1-. Tivoli (el "monumento" de los locales)

La entrada al Tivoli lo dice todo: detalle hasta el último rincón.
El parque de atracciones más antiguo del mundo. Sabemos que semejante etiqueta quizá no despierte confianza pero descuida, no sólo no estamos ante las atracciones más salvajes precisamente sino que su mantenimiento y cuidado son tan centenarios como modernos. 

¿Es o no es cuco?
Sirva este recinto de entretenimiento como reflejo de lo que es Copenhague: nada original en la propuesta quizá, pero mucho más detallada, refinada y elegante que las de otras ciudades. Es el parque Tivoli, así, un pintoresco lugar donde pasear es la principal atracción, donde cada rincón y esquina sugiere un contexto hogareño en el que es inevitable sentirse cómodo. Ya sea en verano o, como hicimos nosotros, en invierno -en Navidad no tiene rival- Tivoli ha de ser tu remate a una ciudad de ensueño. Vívelo de día, enamórate de él de noche. Y, por supuesto, monta en su montaña rusa y podrás decir que lo has hecho en la segunda más antigua de Europa.

Un paseo para recordar. Sólo en Tivoli.



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- Por 9 euros puedes acceder al parque y pasear por sus calles y recovecos. Luego se paga por atracción (unos 10 euros cada 2 atracciones) o bien un bono de apenas 65 euros para el pase ilimitado de un día. Recuerda que no posee las mejores atracciones, por lo que quizá te compense pagar sólo la entrada y luego, si realmente hay alguna atracción que te entusiasme, pagar por ella.

2-. Kähler i Tivoli (el restaurante de los locales)

La ubicación de 'Kahler i Tivoli' es privilegiada.
Dicen los críticos y expertos que el mejor restaurante del mundo está en Copenhague. Tienen razón, y no es el "Noma", sino el "Kähler i Tivoli". Hemos ido en dos ocasiones, una de ellas por el menú de Nochevieja y, sin ser grandes admiradores de la cocina danesa, debemos deciros que salimos encantados. 

Su terraza te sorprenderá en cualquier época del año.
Por variedad, calidad y presentación de los platos, por servicio y, por supuesto, por ubicación: enclavado en el corazón del Tivoli, con terraza a una de sus mejores caras y la exclusividad por bandera. Lo bueno se paga, dirás, y cierto es que la cena de Nochevieja por ejemplo costaba, al cambio, unos 270 euros por persona. Pero fuera de eventos extraordinarios, tienes principales por unos 12 euros al cambio.
Atún y huevo con perlas de caviar y panes daneses, ¡irresistible!



Menudo cóctel, propio de las bodas.
Valgan los ejemplos que acompañan estas letras como testimonios de la minuciosidad en la presentación de los platos y su potencial sabor: el caviar sobre huevo, el postre jugando con chocolate negro, blanco y caramelo o el cóctel de gama con queso y salsa de limón. 

Caviar y huevo, o cómo reinventar un clásico.
Patatas asadas, sandwiches deluxe, rellenos de pollo, setas y espárragos... así hasta cuarenta platos que varían en función de si se trata de comida o cena o bien de manera estacional. Lujo y calidad en una de las mejores mesas de Europa.

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- Platos principales desde 12 euros y postres desde 7. Más información en http://www.kahlerdesign.com/ y http://www.tivoligardens.com/en/mad/kahler+i+tivoli

3-. La Sirenita (el monumento de los turistas)

La Sirenita, lista para embrujar a otro marinero.
Dice la leyenda danesa que las sirenas embrujaban a los marineros con sus cánticos y uno de los que sucumbió, al parecer, le gustó a una de las sirenas. Así que ella, loca de amor, renunció a su inmortalidad a cambio de poseer aspecto de mujer. Os suena, ¿verdad? El clásico cuento de La Sirenita encuentra en esta escultura un justo y diminuto -no te fíes de las fotos- homenaje, que sin embargo se ha convertido en emblema de toda una ciudad. Encontrarás cola al ir a visitarla en una de las puntas de la ciudad pero tranquilo, el viaje no será en balde: el parque en el que está enclavada, Langelinie, merece un paseo por su belleza además de la fortaleza que alberga.

4-. El puerto de Nyhavn (la visita de los turistas, la fiesta de los locales)
Con permiso de la anterior, si hay una imagen clásica de la ciudad de Copenhague es su puerto, aunque te explicamos: puertos en la ciudad hay muchos, y varios son más bonitos que del que os hablamos... pero no ir al puerto de Nyhavn es como no haber visitado la capital danesa. Ya sea por el día o por la noche merece unos minutos, si bien en ámbito nocturno se echa de menos algo más de iluminación. Quizá lo prefieren así para que no te desvíes de lo realmente importante en la zona en dicha franja horaria: la fiesta de los locales que escoltan a los barcos. ¡Codéate con los locales! Sin olvidar sus atardeceres...
Uno de los mejores momentos para visitar Nyhavn, el atardecer.

5-. Christiania (la Copenhague más original para turistas y locales)


Esculturas con materiales de reciclaje y graffitis visten Christiania.
"Está saliendo de la Unión Europea". Que el cartel a la entrada de Christiania salude de esta manera ha de llamar la atención y picar la curiosidad de todo turista, que verá aquí un reducto hippie en el que con el paso del tiempo la comunidad se ha asentado con la vista gorda de policía y gobierno municipal. 

A partir de aquí, guarda la cámara. Así lo piden los
habitantes de Christiania, qué menos que respetarlo.
Es decir: estamos en un "Estado propio" -ni reconocido ni oficial, obviamente- en el que okupas campan a sus anchas y han erigido toda una singular ciudad en ornamentación -mucha de ella con el reciclaje por bandera- y hasta un "Green District" donde se pasan de ecologistas, esto es, aman "demasiado" lo verde. Pásate por los puestos de dicho distrito, guarda la cámara fotográfica para no herir sensibilidades y disfruta con la estampa que verás: locales de toda índole (vimos hasta una madre con carrito) comprando en improvisadas y tapadas cabañas droga de la que se fuma. Original cuanto menos.
¡Hasta tienen su propio Wonderland, con pista de patinaje!

6-. Camina sin plano (menester para todos)


Cada parque y rincón de Copenhague respira encanto.
Copenhague es una ciudad para, de vez en cuando, no seguir el plano. Es bueno que te marques un destino y hasta un rumbo base, pero no tengas miedo de adentrarte en los castillos o palacetes que te encuentres, en coquetas callejuelas, en coctelerías y cafeterías que parecen salidas de cuentos de hadas. Nosotros lo hicimos y el resultado fue tremendamente satisfactorio: la capital danesa huye de las ciudades repletas de monumentos a los que ir pero sin gozo en el "durante", siendo justo lo contrario. 


Copenhague invita a adentrarte en sus calles, subir a lo alto de sus castillos, vivir un nórdico cuento de hadas.
7-. La experiencia definitiva: Nochevieja en Copenhague. El mejor lugar para despedir el año.


Ésta será tu fotografía de Nochevieja.
Si crees que lo has visto todo en cuanto a celebraciones de Nochevieja -no dejamos de estar en España-, viaja a Copenhague. Durante 24 horas los fuegos artificiales y petardos se oyen y ven por toda la ciudad, bien en espectáculos organizados por comunidades vecinales o bien de manera particular. La apoteósis llega con las doce: no hay campanadas y sí un salto en la duodécima campanada, si es que la oyes, porque desde unas cuantas horas antes y DURANTE TODA LA NOCHE verás fuegos artificiales por toda la ciudad, explosiones que te harán imposible dormir -ni querrás hacerlo- y mantendrán tu adrenalina a tope. Lo más parecido a estar en un campo de batalla pero sin sangre ni muerte, sólo alegría, jolgorio y celebración de la vida. ¡Ojalá fueran así todas las guerras!

Sí, como ves, el Tívoli también es el lugar predilecto para despedir el año.

Jesús Clemente Rubio