Ir al contenido principal

Guía Turismo Berlín I, qué ver: El ave fénix de los pueblos europeos

La barbarie nazi destrozó su imagen y reputación internacional, el peor conflicto jamás vista arrasó sus calles y cuando todo parecía terminar, un muro remató a la población berlinesa diviendo, literalmente, a amigos y familias que aún se lamían las heridas de la guerra. Pese a todo, Berlín se ha rehecho una y otra vez midiéndose no por las veces que ha caído, sino por las que se ha levantado. El ave fénix de los pueblos europeos ha sabido reinventarse sin olvidar, rediseñarse con gusto y parir una de las ciudades más embriagadoras de cuantas existen. Historia e historias bañan sus rincones, simbología, estética y mensajes sus monumentos. Apresúrate a ir pues merece ser disfrutada cuanto antes mas descuida; pase lo que pase, Berlín regresará, un poco más hermosa y fuerte cada vez.

II Guerra Mundial, Guerra Fría, nazismo... Berlín lo ha vivido todo.
Con la difícil tarea de no distraernos con el ambientazo Champions que vivimos durante nuestra visita a Berlín, con motivo de la final disputada entre Juventus y Barcelona, acometimos una guía de las que, sin remontarse a la Edad Antigua como en el caso de Dublín, por ejemplo, sorprenden al viajero por el cúmulo de hechos cruciales que se dieron cita en la capital alemana. El ascenso y caída del nazismo con la guerra más cruenta de la historia de por medio, la II Guerra Mundial, deja a su paso un rastro que aún colea en la memoria y calles berlinesas en forma de búnkeres, monumentos, tributos e historias. Buen punto de partida es, por tanto, arrancar con una de ellas, y hacerlo bajo tierra.
La inmersión es total, gracias a elementos traídos de otros búnkeres (como el de la foto) y otros que
se han respetado en su lugar original. ©Berliner Unterwelten e.V.


Cada rincón del búnker tiene un por qué, encierra una anécdota,
esconde un detalle... aquí te lo cuentan todo.
©Berliner Unterwelten e.V.
Aquellos refugios supuestamente antibombas que el nazismo se encargó de construir y hartó de vanagloriar para transmitir una falsa sensación de seguridad a la población son hoy, gracias a la organización Berlín Unterwelten, testimonios subterráneos del comportamiento nazi de cara a la galería así como de la guerra preventiva que, se creía, nunca llegaría a Berlín de manera total y definitiva. No quisiera vestirme de destripador y desgranar cada detalle de la visita pero sí garantizaros que, al menos una de las programadas en castellano, habéis de hacer y, en este sentido, el Tour 1 referido a la II Guerra Mundial se alza como menester (si bien el de la Guerra Fría no tiene nada que envidiarle). 


Berlín tiene mucho más que una atractiva superficie;
un subsuelo lleno de historias y búnkeres.
En nuestro caso Marlene Busch, berlinesa de acogida e innegable sevillana por arte y don de gentes, nos guió durante 90 minutos por un sinfín de anécdotas e historias relacionadas con los búnkeres, dotando a la experiencia de una interacción total gracias al hecho de poder ver, tocar y, sobre todo, sentir lo que dieron de sí estos refugios en aquellos días de guerra. El miedo a la muerte superado por el agobio y apelotonamiento entre sus paredes, la incertidumbre sobre la situación en la superficie, las condiciones más extremas... una excelente inmersión en la agonía de la guerra desde el punto de vista civil.

Sirva la estación de metro/tren más cercana, Gesundbrunnen, para hacer un breve repaso al sistema de tranporte público de Berlín: están los U-Bahn (metro subterráneo), S-Bahn (algo así como los trenes de cercanías) y ya los regionales de corta y larga distancia. Da la casualidad de que por esta estación pasan todos ellos en alguna de sus líneas, por lo que sirve de perfecto modelo para la explicación. En las estaciones utilizan las cabeceras y colas de cada línea para indicar el sentido de la línea, de tal forma que si quisieras viajar desde Gesundbrunnen hasta Oranienburger Str., por ejemplo, tendrías las líneas rosa y verde (S1 y S2) con sentido Wansee o Teltow Stadt/Blankelfelde, respectivamente. En ocasiones es cierto que algunos trenes no alcanzan la última estación del plano por lo que, si observas, siempre indicarán como destino estaciones cercanas a esa última. No tiene pérdida y funcionan, de igual manera, las líneas U y las regionales.

Fue un privilegio disfrutar de la final de Champions en Berlín, pero
el Olympia Stadium merece visita por su importancia histórica.
Así pues, existen dos grandes zonas a visitar en Berlín, que coinciden prácticamente con aquellas que resultaron de la Conferencia de Potsdam; la capitalista o este de la ciudad y la comunista u oeste. De esta forma, los puntos de interés más alejados situados en la franja izquierda serían el Olympia Stadium, cuyo máximo atractivo no sólo fue que acogiera la final sino que aglutina hechos históricos como la mítica lección de Jesse Owens a la raza aria y una estética digna de visita; el Palacio de Charlottenburg, con entrada de pago pero visita gratuita a su mayor atractivo, los jardines y la Columna de la Victoria, que celebra diversos triunfos bélicos de los alemanes y que fue trasladada a su actual ubicación (Tiergarten, el pulmón de Berlín) desde la Königsplatz, no sin ser despojada por los franceses de los relieves que ensalzaban la victoria alemana sobre Francia. 
Los jardines de Charlottenburg premian con uno de los paseos más memorables de Berlín.

La iglesia Kaiser Wilhem es testigo vivo de la capacidad destructiva
del hombre.
Por último, una de las dos principales arterias de la ciudad: la Kürfurstendamme. Su principal atractivo, testigo de cuánto sufrió Berlín y el indiscriminado bombardeo al que fue sometida por los aliados, es la Iglesia Memorial Kaiser Wilhem, que conserva y exhibe sus heridas en una suerte de construcción medio derruida. 

La reconocible fachada del Bundestag.
Pegado ya a la línea divisoria que hoy día se mantiene señalando el antiguo recorrido del Muro de Berlín está el Reichstag, hoy Bundestag, parlamento alemán con el sospechoso incendio de la década del 30 que sirvió a Hitler para minar aún más el reparto político y acumular en su figura todo el poder. Un impresionante edificio cuya fachada ha sido sólo menos fotografiada que su cúpula, diseñada por Norman Foster debido a la ocupación británica de esta parte de la ciudad y que cada día visitan miles de personas. Para ser una de ellas has de registrarte previamente y de manera gratuita en la página web https://visite.bundestag.de/BAPWeb/pages/createBookingRequest.jsf?lang=en. 

Arriba la cúpula se abre e invita a tumbarse mirando a través
de la abertura.
Descuida, tanto el acceso como la audioguía son completamente gratuitos y para que subas la rampa hasta la cúpula enterándote de multitud de hechos relacionados con los monumentos y vistas que presentan las diferentes "paradas". Al final te espera un recodo donde tumbarte y mirar a través de la abertura gracias a la cual el Salón de Plenos renueva su atmósfera. 
Desde la azotea del Reichstag se vive uno de los mejores atardeceres de Berlín.

No tiene precio la salida al exterior una vez arriba, con la bandera alemana ondeando orgullosa de su enésima reconstrucción y desafiando al sol en el mejor atardecer del que se puede disfrutar en la capital alemana. Siguiendo la línea del muro atravesaremos la Pariser Platz donde se erige el estandarte de la ciudad, la Puerta de Brandeburgo (mal llamada Brandenburgo), donde la Victoria saludaba a las más altas clases de la sociedad berlinesa en la que, hoy día, es la única puerta de la ciudad que se mantiene en pie. En ella muere Unter den Linden, la otra gran calle de Berlín, que dejará a su paso las principales atracciones de la parte oeste de la ciudad. 
Majestuosa, la Puerta de Brandeburgo se erige orgullosa en el centro de la ciudad.

La escena recogida en la Nueva Guardia es sobrecogedora.
Por ejemplo Bebelplatz, con el recuerdo en forma de estantería vacía de la noche en que los nazis quemaron todo libro escrito por autores censurados; GendarmenMarkt con dos iglesias construidas en diversas épocas y que, sin embargo, son casi idénticas o la Neue Wache o edificio de la Nueva Guardia, con una escultura de una madre protegiendo a su hijo de la intemperie e inclemencias naturales filtradas a través del agujero encima de sus cabezas. 

Uno de los mejores respiros de tu jornada lo hallarás enfrente de la catedral.
Por fin, rematando la avenida de la mejor manera posible, la Catedral de Berlín acompañada de la Isla de los Museos. Visita obligada y de pago para ambas, desaconsejamos el ascenso a la cúpula -cobro añadido- y recomendamos encarecidamente la visita del Museo Nuevo y el del Pérgamo

El paseo en barco ofrece estampas como ésta de la Isla de los Museos.
A estas alturas habrás atravesado ya un primer río pero el más ancho y famoso de Berlín, el Spree, espera a las espaldas de la catedral. Es ahí donde, descendiendo unas escaleras, el visitante es invitado a desplazarse bien a pie bien en barco por las orillas del río recalando en los sitios más concurridos en época estival. Si se desea una visión más detallada y profunda, como hemos citado, el barco -nosotros lo hicimos con la compañía Stern und Kreis- es una extraordinaria opción en días soleados y de temperaturas agradables. 12 euros te separan de la experiencia. http://www.sternundkreis.de/es/SundK/Home/K316.htm?RID=308

La Torre de la Televisión es, con 368
metros, el edificio más alto de Europa.
Recorrida Unter den Linden (por cierto que en este capítulo merece la pena recordar que los autobuses 100 y 200 son, aunque públicos, prácticamente turísticos por el itinerario que siguen y que brindan transporte hasta la mayoría de los monumentos comentados) llegaremos a Alexanderplatz, quizá el más famoso enclave de la ciudad por acoger la Torre de la Televisión, de 368 metros -es el edificio más alto de Europa- y 13 euros de coste el ascenderlos (hay un restaurante giratorio arriba) y por colindar con la primera gran avenida de estética comunista, además de albergar retazos como el actual Ayuntamiento Rojo (nombre no político sino debido al color del ladrillo). Cabría destacar que junto a Alexanderplatz la Potsdamer Platz es la otra gran plaza imperdible de Berlín, con el majestuoso Sony Center.
La Potsdamer Platz alberga modernos edificios y, a la vez, el primer semáforo de Europa.
Al sur de la puerta de Brandeburgo el Monumento del Holocausto dispone casi 3.000 bloques de cemento en una explanada que te dejará estupefacto tanto desde una perspectiva global como sumergiéndote en el laberinto que conforma. Tras un breve paseo que te inspirará y hará imaginar la barbarie nazi, podrás ponerle números, testimonios y caras a las víctimas en el museo gratuito que se encuentra en el punto sudeste del monumento. 
2.711 bloques de cemento simbolizan las víctimas del holocausto.

En Checkpoint Charlie soldados soviéticos y estadounidenses
custodiaban el acceso a uno y otro lado de la ciudad.
De igual manera, si echamos la vista más abajo de Unter den Linden un par de pedazos más de Historia Universal aguardan para ser explorados; la Topografía del Terror, donde un abandonado y plano trozo de muro custodia la explanada en la que se recoge de manera detallada y tremendamente didáctica la evolución del fenómeno nazi; y el Checkpoint Charlie, uno de los custodiados puntos de acceso y salida que hasta 1989 servían para desplazarse de manera oficial entre ambas facciones de la ciudad. 

En East Side Gallery un kilómetro y medio de muro muestra
multitud de acontecimientos en obras internacionales.
Claro que los fragmentos con mayor carga emocional e histórica del conocido como Muro de la Vergüenza no se alzan aquí, sino en la East Side Gallery -kilómetro y medio de muro con graffitis de artistas de todo el mundo que dan cuenta de historias personales y acontecimientos relacionados con la división de la ciudad- y en el Memorial del Muro, al norte de Unter den Linden y que, si no deseas ampliar en exceso, con visitar la explanada situada enfrente será suficiente para aprender un poco más de las circunstancias, objetivos y usos del muro.
Descubrirás el por qué del apelativo 'Muro de la Vergüenza".

Tacheles, hoy cerrado, fue punto de reunión de artistas.
Mención anecdótica para Tacheles, hoy ya cerrado pero que hasta hace pocos años se convirtió en un centro de okupación donde artistas de todo el mundo se reunieron para mostrar y exaltar el lado más alternativo -y creativo- de Berlín. Precisamente ubicado en la calle Oranienburger, nos sirve para despedir la crónica viajera de la ciudad que siempre renace de sus cenizas y dar la bienvenida al capítulo de dónde dormir (pincha aquí), pues el Generator Hostel se ubica en idéntica calle.

Escapadas desde Berlín

Sachsenhausen ofrece un estremecedor resumen del día a
día en los campos de concentración nazis.
Sachsenhausen y Potsdam serán las respuestas que más obtengas si preguntas sobre escapadas desde Berlín. Siendo la segunda una ciudad encantadora por palacios y calles de hermoso corte, nuestra favorita y primera recomendación es el campo de concentración de Sachsenhausen por multitud de razones. Además de optar a una audioguía de 3 euros -la entrada es gratuita- que profundiza enormemente en cada rincón del campo de trabajo nazi, la ubicación y disposición del recinto permiten verse y sentirse sólo durante gran parte del recorrido pudiendo experimentar aún más una de las muchas sensaciones negativas -la soledad- que los prisioneros de los nazis primero, y soviéticos después, sufrieron durante décadas. 
Al igual que en Berlín, también fuera de la capital alemana los tributos y homenajes se suceden.
Nosotros ya conocíamos el de Auschwitz y éste, sin sobrecoger tanto como aquél, sí posee mayor carácter didáctico ya que aquí no sólo los judíos sino gitanos, prisioneros políticos de nazis y, tras la guerra, de soviéticos, homosexuales... imposible no sentirse identificado con una de las víctimas. Irresponsable mirar para otro lado en lugar de afrontar y asumir del mal del que es capaz el ser humano. 

otiuMMaximus

- Unter den Linden acoge en kilómetro y medio un sinfín de Historia, monumentos y obligados paseos. Tiergarten es otra de esas caminatas para recordar.
- La ciudad es la más grande de Europa en cuanto a extensión, si bien las divisiones que te hemos facilitado hacen bastante llevadera su visita. Eso, y la red de transporte público.
- Sachsenhausen y la visita a los búnkeres son dos actividades imperdibles.

otiuMMenester

- Te interesará sí o sí la Berlín Welcome Card, desde la modalidad que sólo ofrece transporte ilimitado durante 1, 3 ó 5 días hasta la que también incluye acceso a los museos. Créenos; sale a cuenta y es indispensable moverte en transporte público.
http://www.visitberlin.de/es/articulo/la-berlin-welcomecard
- Recuerda: los autobuses 100 y 200, si te pillan de paso, son perfectos para desplazarse por los principales monumentos. Si no, a nosotros nos encantó el S-Bahn.
- No olvides reservar con antelación la visita al Reichstag e, incluso, los tours por los búnkeres... ¡están muy cotizados! 
Reichstag: https://visite.bundestag.de/BAPWeb/pages/createBookingRequest.jsf?lang=en
Búnkeres: http://berliner-unterwelten.de/inicio.1.2.html


Jesús Clemente Rubio