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Real Madrid 3 Almería 0: El enemigo no viste de blanco

james-salvador-real-madrid-golazo-voleaSalió el Real Madrid como el marcador ya reflejase uno o dos goles arriba para los locales, cuando en realidad eran cinco los puntos virtuales que le separaban del Barcelona. Con un Illarra en el momento más flojo de su carrera, un Cristiano desacertado y fallón y una desidia que recordó momentáneamente a la pájara de la pasada temporada frente a Valencia y Valladolid, la grada cambió la expectación por impaciencia, los aplausos por pitos. James al rescate, el enfado consigo mismo de CR7 y los pitos quedaron como protagonistas, dejando la victoria por 3-0 frente al Almería en una simple anécdota. No han de equivocar jugadores ni afición el enemigo a batir o, al menos, recordar que siempre estará de puertas hacia afuera.


Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas
del recienteterremoto acaecido en Nepal.

Que la grada del Bernabéu es tan exigente como rica en "piperos" o entrenadores frustrados que todo lo critican y luego se suman a todas las celebraciones y corren a colgarse la medalla, todos lo sabemos. Por eso para mí el dato no fue que Cristiano no celebre el gol de Arbeloa -no por enfado con el defensa, sino por obcecación con su irregular estado de forma-, que corrija a la megafonía que le apuntó el segundo tanto cuando en realidad fue en propia puerta de Dos Santos o que gesticule una y otra vez. El dato es que el Bernabéu "pipero" juez y parte de cuanto mal haga su equipo fue corregido por el que sólo es juez, y que al minuto de pitar a Cristiano se unió a los cánticos y ánimos de la grada Fan para recordar la verdadera voluntad del templo blanco. Dicho lo cual, y yendo al poco grano futbolístico, decir que la primera parte sólo se desengrasó en el minuto 30 mediante un contragolpe con origen en un extraordinario pase de James. El colombiano avisaba entonces; chicos, no vamos ganando, pero lo haremos".

Parece que James sólo sabe hacer goles bonitos: la volea fue de escándalo.

 Al filo del descanso y de mazazo psico y antológico enganchó una volea al borde del área grande que de detenerlo Rubén habría sido fichado por un grande. Imparable. Lo único reseñable de los primeros 45 minutos por la parte blanca y el omnipresente Thomas por el lado andaluz, que parecía iniciar y finalizar todo debido a la pasividad de los de Ancelotti.



Por centímetros fue Arbeloa el que empujó el pase de Chicharito;
Cristiano lo lamentó sin detrimento de su compañero.
Sin cambiar demasiado las cosas en la segunda mitad, bien es sabido que los peces grandes en cuanto prueban bocado ya no cesan de comer hasta saciarse. Vimos entonces a un Madrid más peleón, hambriento y que corría tras la pelota, mucho mejor circulada con la entrada de Isco. Tras el gol en propia puerta de Dos Santos y el tercero a pies de Arbeloa y con Cristiano como testigo sin consuelo ni premio, la lectura que cabría por parte de periodistas y afición es otra: los jugadores se han cansado muy poco, los carrileros -Carvajal y Marcelo- han descansado -el primero obligado por acumulación de tarjetas- y, pese a todo, el Madrid sigue goleando. Hará falta comunión de público y equipo, con una dosis de fe que pedía Arbeloa vía Twitter, para que el Madrid se alce con uno o dos títulos en poco más de un mes. Porque pese a lo que griten piperos y pseudoprensa más preocupada del morbo y la chicha que de lo meramente futbolístico, el enemigo no viste de blanco.

otiuMMenester

- Llega la semana más dura de toda la temporada para el Real Madrid: el sábado espera el Sevilla en el Pizjuán, el martes la ida de semifinales ante la Juve en Italia y más tarde, el sábado 9 de mayo, recibe al Valencia en el Bernabéu. 

Jesús Clemente Rubio