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Real Madrid 5 Elche 1: Un gol cada 15 minutos

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18 goles en 3 partidos. El estilo periodístico recomienda -casi obliga- a escribir los números con letras para una correcta estética y comprensión de los textos, pero las cifras del Real Madrid en los últimos tres partidos exigen un cambio en la norma. De igual manera, CR7 rompe con todo lo conocido, siendo el autor de 8 de los tantos. Mientras el conjunto blanco encuentra su juego y de nuevo Ancleotti encaja todas las piezas de la maquinaria, se dedica a golear a todo el que se le pone por delante. Lo de esta noche frente al Elche fue la puesta en escena del campeón aprendiendo del aspirante; del sabio que corrige los errores; del lobo que en lugar de lamerse las heridas no sólo muestra los colmillos, sino que desgarra a quien se atreva a volver a desafiarlo. Desde luego no es el mejor Madrid que hemos conocido, pero preguntad al de enfrente si es el que más miedo da. Cuando deje de temblar, quizá os responda.

Tanto utilizar a Benzemá de falso "9", debió pensar Ancelotti, quizá merezca el aprovechar las rotaciones -que no castigos- y jugar definitivamente sin dicha figura. Sin delantero centro, saquemos músculo en el medio del campo, local y foráneo, con Illarramendi que por juego y barba cada vez se acerca más a Xabi Alonso, James, Isco y Kroos. Lean y relean, no encontrarán faltas ni grietas al menos sobre el papel. Esta vez tampoco lo hubo sobre el terreno de juego. Con Illarra controlando el ritmo del encuentro, Isco tenía tiempo para pensar. A un mago le bastan segundos para sorprender. Prueba de ello son los largos y verticales pases, las jugadas individuales -siempre al trote, pues el malagueño no conoce otro ritmo- volviendo locos a los defensas en unos cuantos metros cuadrados, las veloces y acertadas decisiones. Pero ojo, el mago necesita segundos para hacer magia, pero minutos para preparar los números. 


Con Kroos tomaré la vía judicial: inocente hasta que se demuestre lo contrario, papel excelente hasta que haya alguna tara que comentar. Si Illarra hizo correr los engranajes, el eje que los sujeta es el alemán. Entre tanto europeo apareció un sudamericano cada vez más cómodo moviéndose entre líneas, enlazándolas, ofreciéndose como un mediapunta que arrastrar defensas, un asistente que habilitar a Bale para que haga el primero de cabeza o un rematador de los que asustan y obligan al rival, la próxima vez, a ir a buscarlo en lugar de esperar, creando espacios.

Poco trabajo tuvo Navas en su debut en Liga.
Si los pulmones funcionan, el oxígeno está garantizado. También la seguridad con una férrea defensa en la que sin un Ramos y Varane en sus mejores momentos es capaz de atisbar que de aquí a unos cuantos minutos dará igual si Pepe, Nacho, Carvajal o Arbeloa: el Real Madrid será un fortín. Más si tiene dos porteros de categoría capaces de responder, aunque de Navas aún no lo hayamos visto. No tuvo oportunidad de demostrarlo el costarricense salvo en el penalti del que adivinó trayectoria pero no imaginó semejante potencia. El capitán Albacar hizo soñar de esta forma al Elche, tras una pena máxima que más tarde recibió su réplica. Justicia poética que pensaría Clos Gómez, de rima asonante diría yo; acertado es que una falta dentro del área es penalti, errado que ciertas jugadas merezcan el castigo más elevado del fútbol. Sea como fuere, Cristiano se lo pidió y reventó las mallas para poner el 2-1, tras el empate logrado por Bale de cabeza.

A falta de 9, Bale y CR7 asumieron galones e hicieron los
5 goles del Real madrid.
Con el portugués pasa como con las sanguijuelas: son animales que nunca se sacian y que, si empiezan, no saben -ni quieren- parar. Imitando al galés, sacó la testa a relucir para conseguir su segundo, y repitió de penalti imparable en el hat-trick. Cuando los que quieren evitarse los atascos de salida del Bernabéu ya se habían ido oyeron desgañitarse a la afición madridista por quinta vez; CR7 había hecho el cuarto en su cuenta particular. Todos los animales dormían, pero el insaciable seguía engullendo. Y de paso entre él, la Real y el Atlético habían contagiado a sus compañeros para mantener la intensidad los 90 (y pico) minutos de partido, defendiendo y devorando. Porque el Madrid o no juega y se dedica a vagar por el campo, o devora.

Las crisis suelen entender de números; si hace un par de semanas se hablaba de 3 de los posibles 9 puntos en Liga, justicia (y ésta sí que de bella poesía y factura) es ahora recordar que en los últimos 270 minutos, el Real Madrid ha marcado 18 goles. Cada 15 minutos, un gol. Si te vas a la ducha, te perderás un tanto. Si preparas la cena, otro. Mas aún tarda la rubia en morir en las películas de miedo. Y recordad que siempre es la primera en subestimar al asesino. 

Jesús Clemente Rubio