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Peniche II: Surfeando en la cresta de la vida

El surf es, quizá, el deporte más sabio.
Decir Peniche es decir surf. Antes de tomar las olas, es menester señalar que muy malo tiene que ser el tiempo para complicar las clases de surf pero es respetable que con cielos grises y escasas lluvias uno ya abandone la idea de echarse al mar. Tanto si ese es tu caso como si viajas en épocas menos surferas, los alrededores de Peniche -ya que el propio pueblo es bastante simplón- premian al viajero con visitas memorables. No obstante, la isla de Baleal, unida a Peniche por una carretera que atraviesa la playa -literalmente- es imperdible para los amantes de los atardeceres: si vienes aquí dispuesto a conquistar a tu acompañante y no lo consigues, plantéate cambiar de objetivo. 
Turismo: Ciudades medievales y el castillo de Óbidos


Óbidos es una ciudad encantadora.
Óbidos es un municipio que respira historia en cada hueco de sus murallas y está configurado para una placentera visita turística. Desde el aparcamiento situado a las afueras de sus centenarios muros, donde por un par de euros puedes dejar tu coche aparcado tranquilamente durante las siguientes tres horas, parte un camino que atraviesa el pueblo de punta a punta. Y lo hace a través de unas acogedoras y coquetas calles que ya supone un gozo recorrer, con establecimientos de toda índole ubicados a los lados y algunas iglesias de deteriorada fachada y precioso interior.
No te pierdas la puesta de sol en Isla Baleal.

El majestuoso castillo que corona Óbidos.
Al final aguarda un majestuoso castillo en cuyas faldas se ubica un artificial poblado que emula al medieval -no obstante allí se celebra el Mercado Medieval en los meses de verano-. Nuestro día en Óbidos comenzó con lluvia y terminó con un Sol venciendo a las nubes y, te aseguro, ambas versiones de la ciudad merecen la pena. Visita obligada y no la única: San Martinho do Porto, con una bahía resultante del estrechamiento que ahoga al mar o Nazaré, arte por los cuatro costados, son otros destinos cercanos que impiden lamentar un mal tiempo durante nuestras vacaciones en Baleal. 


La bahía de San Martinho do Porto.
Todo ello al norte, si bien al sur y algo más alejado nos espera un destino no menos atractivo y de merecida fama: Sintra. Que por el contrario hace un espléndido día y has elegido Peniche por los deportes marítimos, entonces no te pierdas el próximo apartado, dedicado a uno de los deportes más fantásticos de cuantos conozco: el surf.

Surf: La vida sonríe sobre una tabla

'Surfriends' le llamo yo a aquellos que comparten
contigo las olas.
"El surf es como la vida. Son ritmos, sensaciones, momentos... has de prestar atención a cada uno de ellos y aprovecharlos cuando se presentan". Francisco, un monitor veinteañero más bien menudo pero con sabiduría acumulada en tamaño cuerpo, me lanzó esta y otras perlas en mis primeros compases con una tabla. Me veía enervado porque no avanzaba y me pedía calma, sosiego, pues como en el resto de campos, cuando nos obcecamos con algo y nos entran las prisas no sólo no avanzamos sino que, probablemente, estemos dando un par de pasos atrás.

En la vida nada se consigue de la noche a la mañana sin constancia y esfuerzo. Todo requiere una dedicación que ha de nacer desde lo más profundo de nuestro ser, de manera que lo que hagamos no lo hagamos porque debemos hacerlo, sino porque queremos hacerlo. Con esa premisa y aquella de que el hombre se mide no por las veces que cae sino por las que es capaz de levantarse, me adentré en el mar. Y entonces, cuando la ola parecía devorarme pero salía de ella airoso y en pie, descubrí por unos instantes lo que es vivir, sin más. Quizá el minuto anterior o el siguiente tenga la cabeza llena de cosas y preocupaciones pero en ese momento nada te altera ni disturba, porque estás haciendo lo que te gusta y eres feliz. Es la filosofía del surfero, la de trabajar en lo que a uno le gusta porque entonces ese será el último día que trabajes. Ya sólo restará seguir cultivando un arte y vivir. ¡Cuántas veces hemos oído, leído y hablado del verdadero significado de vivir! Muchas más de las que lo hemos llevado a cabo, sin duda.

Tras una intensa jornada de surf es recomendable un espacio para la meditación.
Por eso Peniche fue un destino tan especial. Porque no sólo llenó los vacíos de nuestra mundanal vida durante unos cuantos días surfeando y desconectado de todo, sino que las olas de Baleal se vuelven contigo y te martillean una y otra vez con la misma lección: la vida, aunque no lo parezca, está hecha para disfrutarla, no para sufrirla. Si hemos de empeñarnos y obcecarnos con una de las dos vertientes, ¡que sea la primera!

'Peniche Surf Camp' se caracteriza por sus
reducidos grupos. Así se aprende mejor.
La cuestión logística, aunque lo de menos porque la zona está repleta de grandes instructores de surf, cabe mencionarla: en nuestro caso elegimos Peniche Surf Camp, y como nosotros decenas de personas, lo cual siempre es una garantía. Francisco y Bruno fueron mis monitores, el segundo incluso me animó en la segunda lección a lanzarme contra una Clean Wave, es decir, una ola que comienza a romper para tratar de domarla cabalgando a lomos de su cresta, en lugar de esperar a que rompa y entonces practicar como en la primera lección. Y aquí viene mi último consejo, también aplicable al resto de vuestros días: contratad clases. Algún día será nuestro turno de enseñar pero, primero, hemos de aprender. Y te garantizo que aunque el monitor se quede en la orilla silbándote y dándote indicaciones, aprendes. Y mucho. Te corrigen vicios, manías y, lo más importante, actitudes que te llevarán irremediablemente a caer una y otra vez, con la consiguiente pérdida de energía. Imagina un tutor diario que estuviera encima de ti una y otra vez para llevarte siempre por el buen camino. En su día lo tuvimos, ahora hemos de caminar solos. Lo mismo ocurre sobre una tabla; no la domarás hasta que te enseñen.
El surf no sólo es un deporte, es un estilo de vida. Te enseña a caer y levantarte.

Hay quien elige un traje y maletín, coger cuanto más mejor en el menor tiempo posible o la ley del mínimo esfuerzo como estilo de vida. Y luego los hay que eligen no la vida que se supone habían de vivir sino la que quieren vivir. Aquí todo tiene cabida: grandes ejecutivos, peluqueros, periodistas, jardineros... no importa el oficio, sino el enriquecimiento personal. Una vez más, recuérdalo: el día que logres trabajar en lo que te gusta, será el último día que trabajes. Porque estar en la cresta de la ola significa mucho durante ese minuto, pero al siguiente estás de morros contra el mar y ya nadie se acuerda de ti. Akaw!

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- El impacto que te avisa de que se acerca el momento de ponerte de pie sobre la tabla.
- Lograr tomar una ola perfecta, cada uno en su escala. Momentazo.
- Como todo deporte, las enseñanzas que uno extrae del surf para el resto de su vida.

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-¿Dónde? En Peniche y Baleal existen múltiples escuelas e instructores de surf. La nuestra fue Peniche Surf Camp www.penichesurfcamp.com Avenido do Mar 162. Ferrel.
-¿Cuándo? Al igual que para hacer una escapada turística por la zona, junio y septiembre se postulan como meses ideales. En octubre también dicen que hay buen oleaje pero ojo a las fechas del Campeonato Mundial de Surf.
-¿Cómo? En 6 horas y media desde Madrid o apenas 1 desde Lisboa tu coche te dejará enfrente de la tabla. Para el traslado hasta la zona surfera, no te preocupes porque te llevan ellos en Van, incluido en el precio.
-¿Cuánto? Desde 50 euros cada día completo (2 horas por la mañana y 2 por la tarde). Hay bonos de tres días que te cuestan 135 euros. Para grupos y más días consultar.


Jesús Clemente Rubio




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