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Reflexión Final Champions Real Madrid - Atlético de Madrid: Cuando el Mundo se detiene... el balón rueda

"Veintidós tíos en pantalón corto detrás de una pelota". Pues sí, así de simple es el fútbol. Pero como ha demostrado la Historia, de las cosas más sencillas nacen las más grandes. Las llamadas a marcar un antes, un ahora, un después. El fútbol es una de ellas. Por mucho que se empeñen los estadounidenses en defender su béisbol y fútbol americano, nada hay más grande que un Mundial del Deporte Rey. Mayúsculo en nombre y congregación, capaz de unir a gente de todo el mundo en lo que debería ser la auténtica globalización, sin prejuicios, ni miradas de reojo, ni tensiones políticas... sólo fútbol. Una cuantas bufandas por aquí, unos cánticos por allá pero al final todos hablando de lo mismo: de la penúltima jugada polémica, de la actuación arbitral, de la pizarra del entrenador. 

El Mundial, reza el famoso grupo de Facebook, "es la excusa que España tiene cada cuatro años para ponerse de acuerdo, lucir su enseña y colores sin ser señalada". Si hasta un país de ignorantes estancados en el pasado como el nuestro es capaz de avanzar al son que marque el esférico, el resto de la geografía mundial también puede. Por eso, cuando la UEFA me notificó que estaré en la final de la Champions League representando a "otiuMMadrid", lo celebré como una de esas grandes noticias que te da la vida.

Porque muchos verán noventa minutos de "tíos detrás de una pelota". Piensen así porque no levantan la vista del césped, ni observan todo lo que hay alrededor: en los prolegómenos del partido, decenas de miles de madrileños tomarán Lisboa siendo recibidos por los lusos, como nos tienen acostumbrados, con los brazos abiertos. Por un día su capital será nuestra y también la del fútbol europeo. Con gusto la ceden a los hermanos españoles, con el mismo tacto deberíamos tratarla -nota mental para los patosos y garrulos-. 


Seguramente buena parte de atléticos acudirán con su tradicional resquemor antimadridista, igual que habrá mucho "apoyabarras" merengue sacando pecho ante quien no ha de, pero me quedo con el dibujo que debería ser portada de la jornada: madrileños reclamando para España lo que en los últimos 6 años ha sido nuestro, el fútbol, única disciplina tan poderosa como para sacar la basura acumulada día tras día y compuesta por corruptos, cifras del paro, batacazos de la economía, recortes, impuestos, imágenes de la enésima jornada sangrienta en Oriente Medio, violencia doméstica y de género, custodias utilizadas como arma arrojadiza contra la expareja... todo queda ahogado por el grito de ¡GOL! ¡GOL!. El instante en que el mundo se paraliza... salvo el balón.



Cholismo ilustrado

El doble no daba tanta renta. El atlético siempre fue un grande pero su leyenda poco a poco se apagó hasta caer en el infierno de la Segunda División. Algunos miraron entonces para otro lado, otros siguieron al pie del cañón e incluso hubo quienes se unieron al club rojiblanco en sus peores momentos. Ahora han tenido premio, en forma de preferencia a la hora de adquirir entradas. Pero ese no es el caso. El caso es que al atlético le sobraba un Perea y le faltaba un entrenador de casta, como el club, de la casa y de corazón atravesado por bandas blancas, como Simeone y canalizar todo ese sufrimiento en empuje. Desde que llegó los trofeos se han sucedido: Copa del Rey, Supercopa de Europa... faltaba la Décima. Su décima Liga. Pero en esta Liga de dos, se antojaba difícil.

Así que Simeone se quitó la chaqueta, arremangó e hizo como los buenos líderes: bajarse del carro del que tiraban los jugadores para ser él el principal animal de tiro y cara, una bestia que aboga por el incesante empuje pese a las calvas que puede dibujar en su propio campo a veces. Da igual, la filosofía es que si les atosigamos jamás llegarán a esas calvas, mientras que nosotros crearemos una oportunidad tras otra. Partido a partido, la prensa -un servidor incluido- apostó por el inminente pinchazo del atlético. Lo único que se desinfló fue nuestra desconfianza, el Cholo hizo creer y sus once apóstoles difundieron palabra, juego, pelea y valor hasta la última jornada. En ella el Barcelona estuvo desconocido, pero daba la impresión que ni la mejor versión de éste podría haber detenido el arrojo colchonero y el cabezazo de Diego Godín. Entonces los atléticos se acordaron enseguida del eterno rival, el Real Madrid. Corrijo, esos no son atléticos, sino gente que utiliza el fútbol para crear, de nuevo,  polémica. Los auténticos atléticos dotaron de sentido figurativo al llanto, derramando lágrimas de alegría contenida y, como digo, convirtiendo el sufrimiento en gozo local e impotencia del rival. En otro tiempo se diría que el Atlético tocó entonces el cielo... pero éste sólo ha subido unos cuantos pisos: a un paso tienen el ser también campeones de Europa, ni más ni menos. 

Nadie hace sombra a Ancelotti

Ancelotti llegó como el gran tapado tras una temporada para olvidar del Real Madrid y un entrenador que dio más que hablar fuera que dentro del vestuario. Entre el tirón de Mou y el brillo de las estrellas del vestuario, el técnico italiano apenas dio que hablar en las primeras jornadas salvo por la derrota en casa frente al Atlético de Madrid -a la postre, campeón liguero-. Pero poco a poco el Real recuperaba las armas que siempre le han caracterizado, tales como la potencia, la eficacia ofensiva y los contragolpes de manual, mientras paría una exquisita cualidad olvidada en el pasado lustro: el toque. Siempre lejos del soporífero mareo del esférico pero lo suficiente como para mover y descolocar líneas del equipo contrario para, en el siguiente pase, dar un pase vertical que apuñalase uno de los costados rivales y terminase en gol. En sus filas militaba el actual Balón de Oro, Cristiano Ronaldo, ganado a pulso por su excelente aportación al marcador y al equipo; un muro con piernas llamado Bale y un Benzemá que, acompañado o no por el gol, ha sido crucial en la temporada blanca. No debemos olvidar al desafortunado Jesé, con estrella hasta que el quirófano lo reclamó, y un dueto de porteros -díganme qué equipo recuerdan con esta característica- que resolvieron las disputas alentadas por la prensa madrileña como mejor saben hacer: parándolo todo en Liga -Diego López- Copa y Champions -Casillas-. 

Cierto es que el oro relució hasta las últimas jornadas: como Golum con el anillo único, el Madrid perdió de vista el crácter por codiciar una Décima que aún no tiene y cayó al volcán del olvido... que en Liga se traduce en la tercera posición. Del triplete a una Copa del Rey ganada con honores al eterno rival - con un inolvidable gol de Bale - pero que, como a la bestia y quebradero de cabeza de Frodo, no le es suficiente, tampoco la Liga, que dejó escapar frente en Valladolid y Vigo. Si no se alza con la Copa de Europa, acabará consumido, de hacerlo, todo serán vítores y alegrías. Es la cuerda floja sobre la que el club blanco ha caminado en los últimos años y se ha empeñado hacer también esta temporada, tras, insisto, entregar una Liga a Barcelona o Atleti.

Hemos hablado de lo bueno y lo malo pero no olvidemos lo extraordinario: los de Ancelotti han sido un rodillo en Copa y Champions. Y de culminar la proeza, traerán las decenas al máximo palmarés europeo. Como el que borda un examen para subir nota, el Real pasará del notable bajo actual al 10 sin remilgos... y hablaremos entonces del Madrid de la Décima, no del que perdió su 33ª Liga en 180 minutos. Serán -ya lo son- los Reyes de Europa y, como a todo rey, habrá que rendirle pleitesía

otiuMMaximus

- otiuMMadrid cubrirá en vivo la final de Lisboa que disputarán, por primera vez, dos equipos de la misma ciudad... ¡de nuestra ciudad! Real Madrid - Atlético de Madrid.
- El partido comenzará a las 20:45 -hora española, en Lisboa serán las 19:45- pero horas antes ya comentaré lo que dé de sí la previa del partido.

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- La presencia madrileña será enorme. Sólo el Grupo Avanza ha vendido:
1.049 billetes de ida y 990 de vuelta (23 y 21 autobuses respectivamente). El 65% de los aficionados desplazados por este medio y empresa son del Real Madrid, por el 35% atléticos.

- ¡OJO, AÚN HAY PLAZAS PARA ACUDIR A LISBOA!. Por 58 euros con salida desde Méndez Alvaro y llegada a la Estación de Oriente. Consulta horarios y condiciones en www.avanzabus.com


Jesús Clemente Rubio