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Real Madrid 1 Bayern 0: Que pase el siguiente

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El verbo de esta noche de Champions ha sido tocar. Tocó el Bayern, más de uno se echó a temblar y casi todos a una desconfiaron del Madrid. Tocaba ganar a Guardiola en el templo blanco, imponerse a los gigantes del fútbol para cerrar bocas aún más grandes, convertir el Bernabéu en un hervidero demostrando quién inventó esto del miedo escénico. Pero si alguien ha dominado el verbo hoy, contra los pronósticos más derrotistas, ha sido el equipo de Ancelotti, el gran tapado y cuya labor no se está ensalzando todo lo que debiera. Porque este Madrid huye del topicazo del contraataque como único recurso, recupera su esencia ofensiva y, además, toca. Por eso, hoy más que nunca os digo que toca. Toca ganar la Décima. Da igual quién esté enfrente, el Real Madrid saldrá, tocará y al final del partido clamará: ¡que pase el siguiente!. Barça y Bayern ya saben de lo que hablo.

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El Madrid ya ganó en la previa del partido.

Fueron unos primeros minutos de saludos y presentaciones. El Bayern buscaba encajar sus piezas preparando una obsesiva posesión y el Real Madrid decidir dónde colocar las líneas, esperar o presionar al Bayern y cómo armar los ataques y contraataques. En esos primeros minutos, ganaron la partida los de Guardiola, que partieron con desventaja. El equipo blanco tuvo esta noche en su jugador número 12 el primer paso en el partido, con una recepción al autobús memorable y un estadio entregado a los suyos, demostrando vía tifo quiénes y por qué son los reyes de Europa, incluyéndose como ejemplo adjunto a la definición de miedo escénico. Claro que difícil es asustar a bestias como Robben -una vez más, el mejor del Bayern-, Ribery, Lahm, Alaba -incansable- y compañía. No obstante, esta noche se han enfrentado las dos mejores y más en forma plantillas del mundo.


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Así lucía el Bernabéu en otra noche mágica de Champions.

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Carvajal estuvo enorme, gigante
al lado de Ribery.
Pero los de Guardiola, decididos y dispuestos a circular la pelota, sólo se encontraron verdaderamente cómodos y asentados los 10 minutos de la primera parte que atosigaron al Madrid sin crear ocasiones claras pero sí encerrándoles en su área. El resto fue para ellos tratar de traspasar un muro infranqueable no a lo Mourinho, sino a lo Ancelotti. Colocación, achicar espacios, entradas ajustadas y ayudas en todo momento a los laterales desesperaron e hicieron trizas el planteamiento de Guardiola, así como Carvajal -enorme- ensombreció e hizo pequeño a Ribery. Robben le ganó algo más la partida a Coentrao, pero allí estaban Ramos, Pepe -sublime- e incluso Isco -regular- para, una y otra vez, desbaratar las acometidas del holandés.

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Ramos y Pepe lucharon
cada balón.
Quizá al de Heynckes no, pero al Bayern de Guardiola, algo que nadie dice, si le rompes los extremos has mojado gran parte de su pólvora, a diferencia del año pasado que te marcaba gol hasta Neuer. En cambio este Madrid, a diferencia de aquél, quiere la pelota. No el 90% del partido, pues eso más que quererla es mimarla en exceso como a un niño bobo, sino lo justo para crear ocasiones a la contra o bien tras diseñarlas y provocarlas con los pases justos. 

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Benzemá, siempre bien posicionado, marcó
a placer tras el centro de Coentrao.
Ajustado al milímetro y rebosante de intención fue el pase que originó el primer y único gol del partido: un Cristiano no del todo recuperado colocó en el pie de Coentrao y éste, para no ser menos, hizo lo propio con Benzemá, que marcó a placer. Con cuatro toques, el Madrid hacía lo que el Bayern hasta entonces no había conseguido con cuarenta. Lejos de arrugarse, Guardiola y el equipo conservaron el estilo, incrementaron la presión y se desgastaron con los minutos. Tanto que las ocasiones más claras de ahí al final del partido serían para el Madrid, con sendos balones a las nubes de CR7 y Di María, cuando lo más fácil era marcar, y constantes contragolpes que acallaban a la sonora y multitudinaria presencia germana en el Bernabéu. Fueron los merengues los que contuvieron el aliento en el 85: para entonces el Bayern contaba con toda su artillería pesada en el campo y además fresca. Göetze disparó con todo y con el "paralotodo"  se topó. Sí, una vez más, Casillas. Cerrojo de lujo. Seguro de vida. Capitán.

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Robben fue de nuevo el mejor jugador del Bayern, pero esta vez se topó
con una gran defensa.
Era el punto y final a los minutos de oro del Real Madrid, sin olvidar a Modric, trapo en mano, pintando de blanco la Bestia Negra madridista. Quizá los mejores minutos de toda la temporada, con permiso de algunos momentos de la final de Copa. Vaya, justo los dos últimos partidos y frente a los mejores equipos del mundo. A ver qué dicen mañana las portadas. Pues eso, que pase el siguiente.

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- El Real Madrid jugará la vuelta el próximo martes 29 de abril a las 20:45 horas en el Allianz Arena. El Atlético de Madrid hará lo propio el miércoles en Stamford Bridge frente al Chelsea.
- Antes, el Madrid recibe al Osasuna en Liga.
- Es el primer partido que Guardiola pierde como entrenador en el estadio Santiago Bernabéu.


Jesús Clemente Rubio